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Columna del Presidente Marzo 2020

Con el año 2020 en marcha, estamos concentrando nuestra atención en los preparativos para nuestra conferencia anual. Este año, LACQUA se organizará en conjunto con la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL) y la XXI Conferencia Ecuatoriana de Acuicultura, en Guayaquil, del 7 al 10 de septiembre (más información en nuestra página web: www.was.org/code/ LACQUA20). LACQUA20 atraerá la atención internacional a la industria de la acuicultura del Ecuador y Guayaquil es un lugar fantástico para ello. La floreciente industria del camarón ofrece muchas oportunidades para que estudiantes, investigadores, técnicos y expertos de la acuicultura compartan sus últimos descubrimientos, hagan comparaciones con otras industrias acuícolas y visiten a los proveedores que llenarán la gran sala de exposiciones reservada para el evento. ¡Esperamos verlos ahí!

Sin embargo, a medida que nos establecíamos en este nuevo año y comenzábamos a acelerar la organización de LACQUA20, nuestra atención se ha desviado hacia el riesgo de una nueva pandemia y las consecuencias que tiene en nuestra vida diaria y negocios. Varios sitios de noticias han resaltado las implicaciones que el nuevo coronavirus tiene en la economía global, con impactos de largo alcance. El Foro Económico Mundial lo resumió con su titular “El costo económico del coronavirus, desde iPhone hasta los paneles solares y el turismo”.

En Ecuador, desde donde escribo, la situación de salud en China es muy preocupante. No sólo por la crisis humanitaria, sino también porque la industria local del camarón depende en gran medida del mercado chino, con un 55 por ciento de sus ventas en 2019 yendo directamente al gigante asiático. Las preocupaciones sobre el brote viral y su efecto sobre el consumo de China provocaron una caída en la cadena de producción y los productores en Ecuador vieron una caída dramática en los precios de venta en la granja. Esta carga se comparte con India, Indonesia y otros países productores de camarones, donde la demanda nacional no es suficiente para compensar la pérdida del comercio con China. Por supuesto, todos sabemos que depender demasiado en un gran mercado como China es arriesgado, pero muchos países que producen productos primarios, como los productos de la acuicultura, se han apoyado últimamente en la cadena de suministro de China para su propio crecimiento económico.

Otro aspecto de esta última crisis de salud que podría ser importante para la industria de la acuicultura va de la mano de la identificación de la fuente del coronavirus. Se supone que el patógeno saltó de un animal a un humano, como se ha visto con otros coronavirus. Es dudoso que los peces y los crustáceos sirvan como anfitriones o depósitos de nuevos virus humanos, ya que generalmente son especies de aves y mamíferos. Este hecho es una buena oportunidad para los productos de la acuicultura y se ha visto durante esta última crisis cuando los consumidores en China cambiaron a productos congelados de la acuicultura.

Como industria, tenemos la obligación de satisfacer esta demanda con productos que cumplan con los buenos estándares de higiene y sean seguros para el consumo humano. Los esquemas de certificación y la garantía de trazabilidad son pasos importantes para cumplir estas garantías. Sin embargo, podemos tener una ventaja sobre los animales terrestres, ya que el riesgo de transmisión del virus a través del manejo de animales acuáticos será muy limitado, dado que los virus que causan enfermedades en peces y crustáceos no son patógenos para los humanos. Esperemos que esta crisis se desvanezca pronto y comprendamos rápidamente los factores que controlan esta nueva zoonosis. — Laurence Massaut, Presidente